Friday, July 20, 2007

What if...

Has anyone ever told you that something was "all in your imagination"? Well, everything is in our imaginations – all possibilities, of any kind. And the magic words "what if…" are the key to unlock this source of inspiration. Once you start using those words, you can trigger any number of scenarios and situations in your mind – "What if I did this, or that," or "What if this or that happened"…. The saying that what you can imagine you can bring into being is a true one.

That's why I think it's unfortunate that a lot of the time we are more likely to use our imaginations for envisioning the worst in a situation, or magnifying any worry or fear, rather than to explore opportunities or ideas or positive outcomes.

You see, when you start imagining a "what if" situation, your feelings respond to the mental picture you've come up with, then your thoughts and beliefs follow, and influence how you then act. So, when the "what if" situation you are imagining is negative or a worst case scenario, you would be then responding with worry or other unpleasant emotions, and develop negative thoughts that influence your actions or keep you from acting.

So, the next time you find yourself playing "what if," make sure that you use the power of your imagination in the most positive way. Change the negative to a positive, and you'll reap the benefits.

Thursday, July 19, 2007

La descalificacion Lol

Texto hecho por una lectura de La tia Eulogia en la Revista Vanidades

Para saber si le convenían los tipos o si serían un total disparate, la querida tía LULU analizaba a sus enamorados en un bar llamado Dock, porque ahí, ellos revelaban muchas cosas de sí mismos... ¡Y varios fueron rechazados! Como siempre!!!!

Cuando Lulu estaba soltera, antes de que Perensejo si el rubio aquel que privaba en Sanqui entrara en su vida y la convirtiera en otra cosa, contaba con métodos ‘infalibles’ para averiguar si un hombre le convenía o si se trataba de uno de esos trogloditas de los cuales hay que salir juyendo.

Una buena ocasión para estudiar a un posible "Candidato", y darse cuenta de si era o no un futuro disparate, se daba la primera vez que el susodicho la invitaba a un bar. Los hombres revelaban muchas cosas de sí mismos en ese lugar. Esta era una buena oportunidad para observarlos, estudiarlos y poner mucha atención en lo que hacían o dejaban de hacer.

Varios enamorados fueron rechazados después de ese primer "Dia de descalificacion". Uno se condenó porque comía con los dedos; otro porque no comía nada con los dedos por ningún motivo, así se tratase de una alita de pollo que no había cómo comérsela con un tenedor pero bueno eso lo hago solamente Yo no quiero a un tipo cursi eso dejamelo a mi lol; un tal PANA porque no quiso pagar la cuenta; El Otro PANA, que usaba corbata y se declaraba ardiente "mira que me estaba gustando" partidario de un mundo donde no existieran las computadoras, pidió un vino francés y me propuso pagar a medias la botella. ¡Rechazado! Otro Tal PANA era vanidoso y arrogante, y cuando se desataba una tormenta salía al para el medio porque, según él, Dios le estaba tomando fotografías. Y ETA VAINA ni mi hermano (OJO esto no es en lavida real todo es fictisio)

El día que que otro PANA me invitó a un buen restaurante Chino y mira lo que Ordeno, (Si chicos al Dragon), lo someti, como a los otros, al "dia de la descalificacion". Y el PANA, completamente ajeno a las intenciones femeninas, se comportó tal como quiso, es decir, tal cual era él: se cambió tres veces de mesa, devolvió el plato de pato a la naranja porque el pato tenía sabor a conejo y la salsa no era de naranja sino de toronja y él era alérgico a la toronja; le trajeron un bistec y lo devolvió porque estaba un poco rosado y a él le gustaban bien rosados, casi sangrando; cuando se puso a examinar la copa por si tenía gérmenes, la tía osea Yo LULU se levantó de la mesa, le dijo que había sido un placer conocerlo, le deseó una nueva vida y se marchó del lugar. ¡Rechazado!

Años más tarde, cuando la tía estuvo separada del Fulano aquel, volvió a emplear su "dia de descalificacion". Pero, claro, los tiempos habían cambiado, ya no era una chiquilla y las razones para descubrir a tiempo a un futuro desastre eran otras. Se fijaba, por ejemplo, en cuántas veces el candidato usaba un gotero para los ojos; si se echaba más gotas en los ojos que ella lápiz labial, lo despachaba. Si tenía niños que no lo querían ver o si él no quería ver a sus hijos, ¡adiós!, si te he visto no me acuerdo; aquello era una muy mala señal.

Si el candidato le pedía Moneda prestada no lo veía nunca más (tampoco le prestaba dinero). Si el hombre estaba peleado con toda su familia, fuera quien fuera y tuviera los atributos que tuviera, podía estar seguro de que la tia no lo aceptaría; no estaba dispuesta a cargar con un conflictivo, pero tampoco estaba dispuesta a cargar con uno que no pudiera vivir sin su mamá.

Había otras razones: un día la invitó a un restaurante SIII AL MISMO RESTAURANTE CHINO un hombre muy simpático, ingenioso, de ideas originales que conoció en DOCK. Era arquitecto, había estado casado durante siete años y su mujer se había enamorado del vecino.

—¿Mañana a las ocho? —le dijo al teléfono cuando la llamó.
—Mañana a las ocho.
Una vez en el restaurante, el arquitecto fue sometido al "dia de la descalificacion" tal como los demás.

Durante la primera media hora, pasó el examen con bastante éxito: no devolvió los platos, no se puso la servilleta al cuello, no preguntó el precio de la langosta y no habló mal de su primera mujer. ¡Estupendo! Pero, una hora más tarde, el panorama había cambiado totalmente. Poco a poco, las cosas fueron poniéndose color de hormiga. El arquitecto tomó la palabra, como si hubiese sido el propio Demóstenes resucitado, y comenzó a dictar cátedra sobre sí mismo. Primero se refirió al largo y tortuoso camino que había emprendido en su búsqueda. La tía, quien siempre fue medio tardía para reaccionar, no entendió bien quién se había perdido.

—Bueno, yo mismo, naturalmente.
—¿Y dónde te perdiste?
El arquitecto la miró con cara de no-entiendes-nada y siguió. Caminó y caminó, dijo, pero no lograba encontrarse; eso lo tuvo un buen tiempo desesperado; incluso acudió a ver a un siquiatra, pero el médico era un pastillero y lo tapó con píldoras que no le sirvieron para nada, pues en el momento en que las píldoras dejaban de hacer efecto, se encontraba tan perdido como antes.

—Bueno, ¿y te encontraste alguna vez? —preguntó la tía, quien a estas alturas ya estaba perdiendo la paciencia.
Entonces, él lanzó un largo suspiro y le dijo que sí, efectivamente, se había encontrado, pero no le había gustado lo que vio.

Y eso fue lo que necesitó LULU para despedirlo. No había aprobado el "dia de descalificacion". No se lo dijo así, pero pagó la mitad de la cuenta, le deseó una vida con menos búsqueda y se fue. MALDITA TIA

Las pruebas del "dia de descalificacion" terminaron el día en que la invitó a salir un soldado de las Fuerzas Armadas norteamericanas, que estaba pasando una temporada en GUACHUPITA. LULU nunca había salido con un soldado, mucho menos con un soldado extranjero, pero Michael (así se llamaba) le pareció simpático, bien educado... ¿por qué no? Se compró un bonito vestido, se arregló lo mejor que pudo y estuvo lista a las ocho en punto.
El soldado la llevó a un elegante restaurante con vista al mar y dos velitas, y como aquello ocurría a la luz de la Luna llena que se reflejaba en el agua, resultaba de lo más romántico.

QUE CHIC!

LULU pidió un pisco souer (Pisco, donde estaran los chilenos), pero el soldado le tomó la mano, amigablemente, y le sugirió que lo cambiaran por champán, a lo cual ella, gustosa, accedió. Cuando trajeron la carta, la tía pidió un bistec con papas fritas y el soldado, amorosamente, le preguntó si no prefería esa rica langosta, a lo cual, gustosa de nuevo, aceptó. A la hora de los brindis, la tía pensó que sería una buena idea brindar por el presidente norteamericano y su política exterior, y el soldado, muy amablemente, le aclaró que, con o sin uniforme, él, como soldado, no podía efectuar un brindis político.

—Tú y yo hacer otro brindis, ¿okey? LULUcita... por ti —dijo con marcado acento.
Y así lo hicieron.
Estaban tomando el café cuando Lulu empezó a preguntarle a Michael por su vida privada. ¿Era casado? ¿Tenía hijos? ¿Con quién vivía? ¿Desde cuándo formaba parte del Ejército? ¿Dónde había nacido? ¿Había ido a alguna universidad? Y si era así, ¿en cuál se había graduado?

Michael no contestaba ninguna de estas preguntas; la miraba con esos ojos intensamente azules, como de ángel, que tenía, pero no decía una sola palabra.
LULU empezó a ponerse nerviosa. ¿Qué diablos le ocurría a este tipo? ¿Por qué había enmudecido así? ¿Qué había pasado? ¿Sería un loco? ¿Un asesino en serie?
‘Eso te pasa por bruta y confiada’, se dijo... Y pensar que ella ya le había puesto un 10 —la nota máxima— en el "dia de descalificacion". ¿No sería un loco de atar que durante la primera hora se hizo el santo y ahora mostraba su verdadera personalidad? ¿Acaso estaba en peligro de ser estrangulada?
—¿Qué te pasa, Michael? —se atrevió a preguntarle.
—Oh, nada, no pasar nada, yo estar bien, pero, you are fired.
—¿Qué?
—Fired. Fired. ¡Despedida!, como dice Donald Trump —explicó el soldado sin alzar nunca la voz y con los modales de un príncipe, a la vez que pedía la cuenta, pagaba, se levantaba, se iba del lugar y dejaba a la tía como planchada en la silla.

MARDITA LOCA LA TIIAAAAAAAAA

"Let it beeee" as my friend Paula B Said.

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